COALICIÓN CÍVICA ARI ALMIRANTE BROWN

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lunes, 20 de abril de 2009

JORNADA DE REFLEXIÓN SOBRE MALVINAS

Memorias de ex- combatientes de Malvinas


El día 17 de abril, recibimos la grata visita de tres ex- combatientes de Malvinas en nuestra Casa de Esteban Adrogué Nº 1301.-



...De la tierra suben Héroes

como las hojas por la sabia...




Esta charla fue organizada por la Juventud de la Coalición Cívica, con el fin de conocer como fue, desde el campo de batalla, el conflicto anglo-argentino que dejó como saldo 746 soldados muertos en la Islas y otro tanto en suicidios debidos a traumas de port-guerra.
Mate y facturas de por medio, los invitados respondieron a las preguntas que los asistentes hacían. Hubo lugar para anécdotas que el paso del tiempo las desdramatizaron, y otro tipo de reflexiones mas profundas, donde era inevitable sentir tristeza e impotencia.


Un participante preguntó: “…ustedes, al momento de la guerra eran pibes de dieciocho (18) años, con un proyecto de vida… ¿pudieron retomar esos proyectos, una vez pasado el conflicto?...”

Respuesta: “…No, esos proyectos no los pudimos retomar y por eso algunos compañeros no lo aguantaron…”

Otro participante preguntó: “…Teniendo en cuenta que los militares llevaron a pibes de dieciocho años, con una tecnología anticuada, a combatir contra un ejército altamente profesionalizado y tecnificado; ¿cúal creen que fue el motivo que llevó a la Junta Militar a la guerra con Gran Bretaña?” Uno de los ex combatientes retrucó: “¿Y vos, cuál pensás que fue el motivo?” La respuesta fue rápida: “Realmente tengo mis dudas. O bien lo hicieron con el fin de perpetuarse en el Gobierno, o con las intenciones de continuar con el exterminio de toda una generación de jóvenes”.

También se planteó el abandono del Estado hacia los excombatientes, dejándolos desamparados, tanto en cuestiones de salud como en lo laboral y sin el reconocimiento que estos héroes se merecen.
Ha sido una interesante jornada de debate, donde hemos conocido los acontecimientos tal como fueron, los padecimientos, las actitudes mártires de ciertas personas, los egoísmos de otros.
Al finalizar la charla, se les hizo entrega de un diploma, con un poema titulado “Los Libertadores” del escritor Pablo Neruda; en el cual se rinde homenaje a los grandes personajes de la historia latinoamericana que dieron su vida por liberar el continente del sojuzgamiento de los conquistadores europeos.

Nosotros creemos que la sangre de San Martín, Bolívar, O´Higgins, corre por las venas de estos guerreros que pelearon por devolvernos una porción de nuestra patria.






LOS LIBERTADORES

AQUÍ viene el árbol, el árbol


de la tormenta, el árbol del pueblo.


De la tierra suben sus héroes


como las hojas por la savia,


y el viento estrella los follajes


de muchedumbre rumorosa,


hasta que cae la semilla


del pan otra vez a la tierra.




Aquí viene el árbol, el árbol


nutrido por muertos desnudos,


muertos azotados y heridos,


muertos de rostros imposibles,


empalados sobre una lanza,


desmenuzados en la hoguera,


decapitados por el hacha,


descuartizados a caballo,


crucificados en la iglesia.


Aquí viene el árbol, el árbol


cuyas raíces están vivas,


sacó salitre del martirio,


sus raíces comieron sangre


y extrajo lágrimas del suelo:


las elevó por sus ramajes,


las repartió en su arquitectura.


Fueron flores invisibles,


a veces, flores enterradas,


otras veces iluminaron


sus pétalos, como planetas.


Y el hombre recogió en las ramas


las caracolas endurecidas,


las entregó de mano en mano


como magnolias o granadas


y de pronto, abrieron la tierra,


crecieron hasta las estrellas.




Éste es el árbol de los libres.


El árbol tierra, el árbol nube,


el árbol pan, el árbol flecha,


el árbol puño, el árbol fuego.


Lo ahoga el agua tormentosa


de nuestra época nocturna,


pero su mástil balancea


el ruedo de su poderío.


Otras veces, de nuevo caen


las ramas rotas por la cólera


y una ceniza amenazante


cubre su antigua majestad:


así pasó desde otros tiempos,


así salió de la agonía


hasta que una mano secreta,


unos brazos innumerables,


el pueblo, guardó los fragmentos,


escondió troncos invariables,


y sus labios eran las hojas


del inmenso árbol repartido,


diseminado en todas partes,


caminando con sus raíces.


Éste es el árbol, el árbol


del pueblo, de todos los pueblos


de la libertad, de la lucha.




Asómate a su cabellera:


toca sus rayos renovados:


hunde la mano en las usinas


donde su fruto palpitante


propaga su luz cada día.


Levanta esta tierra en tus manos,


participa de este esplendor,


toma tu pan y tu manzana,


tu corazón y tu caballo


y monta guardia en la frontera,


en el límite de sus hojas.


Defiende el fin de sus corolas,


comparte las noches hostiles,


vigila el ciclo de la aurora,


respira la altura estrellada,


sosteniendo el árbol, el árbol


que crece en medio de la tierra.



PABLO NERUDA

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